—De seguro no miraste la otra caja por andar corriendo hasta acá para cuestionarme, ¿verdad? —preguntó Su Luoli con las manos en las caderas y con un tono de voz interrogatorio.
Al escuchar esto, Wen Qingmu frunció el ceño, dio una media vuelta y se fue, pero Su Luoli alcanzó a tomarlo de la mano.
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