Mu Ranzheng mantenía sus ojos fijos adelante, había un gran brillo en ellos. No se atrevía a pensar en lo difícil que había sido para ella estar en esa situación; de seguro acudió a su familia pero debieron haberla ignorado, eran muy fríos de corazón. ¡Incluso pudo haberse acercado a Murong Yi! ¡A esa cosa de sangre fría! Debió sentirse tan desesperada. Lo peor es que le había marcado cientos de veces pero no pudo contestarle… Mu Ranzheng detuvo sus pensamientos ahí. Apretó con fuerza sus puños y sus venas se marcaron en su piel. Justo cuando más lo necesitaba, él no estuvo ahí. Su Luoli golpeó con fuerza su hombro.
—Oye, eso está en el pasado, estoy bien.
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