Capítulo 398 La mente maestra
A Cintia no le importó la actitud de Sabrina. En su lugar, puso unas cuantas fotos delante de ella y del camarero. Las expresiones de ambos cambiaron bruscamente. Sabrina, en particular, se lanzó hacia delante, cogió el puñado de fotografías y las rompió en pequeños fragmentos.
Los ojos de Anabel se posaron en los fragmentos esparcidos por el suelo. Las imágenes del camarero y Sabrina, sus sonrisas antes radiantes, eran ahora el epítome de la ironía.
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