Capítulo 111 Un poco de piedad
Al cabo de un rato, Matilda observó cómo una desalentada Yelena recogía sus pertenencias para marcharse. Un destello de diversión brilló en sus ojos, aunque fingió sorpresa.
—Yo... me tropecé accidentalmente. Por favor, no despida a Yelena por esto —suplicó con falsa preocupación.
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