Capítulo 480 Nada de qué estar celoso
Jaime los estuvo observando desde atrás durante mucho tiempo. No fue hasta que Clotilde se sentó en el asiento trasero y se despidió con la mano que salió de allí.
«¿Qué le obsesionaba? Según el psiquiatra de la familia, no importa cuántas veces le digas a Clotilde, “Me gustas”, es como decirle, “Te invitaré a comer”. Podría sentirse incómoda por un momento, pero eso no llegaría a su corazón. Armando llegó a su posición actual no solo porque se plantó con firmeza en su corazón desde el principio, sino también porque se enfrentó una y otra vez a situaciones de vida o muerte, gastando mucho tiempo y esfuerzo. Sus recompensas provenían de las oportunidades que aprovechaba. En verdad no había nada de que estar celoso».
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