Capítulo 32 Conmoción total
¿Cómo podía no saberlo? En aquel entonces, cuando intentó escapar, estas cosas casi significaron su fin. Una vez retirados todos, Clotilde se quedó en el umbral de la puerta, cerró los ojos y escuchó con atención. Como había entrenado con regularidad durante muchos años, cuando aquietaba su corazón era capaz de escuchar cualquier sonido en un radio de 150 centímetros.
Tras un rato escuchando, se agachó para abrir la puerta con movimientos muy ágiles. Era tan familiar que Valentín estaba dispuesto a detenerla e interrogarla por actividad delictiva. Después de que los dos entraron, dieron pasos ligeros hasta el segundo piso ¡uno estaba entrenado en artes marciales, el otro entrenado en artes marciales mixtas, por lo que eran muy adecuados para espiar a los demás!
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