Capítulo 230 Me pregunto qué habrán planeado
—Entonces, ¿cómo justificas la herida de tu mano? Los esfuerzos que ha hecho tu familia para obtener mi muestra de sangre son en realidad asombrosos —dijo Armando con voz sarcástica.
Al escuchar estas palabras acusadoras, Chantal se sintió abrumada por una mezcla de culpa y miedo. El sudor frío le corría por la frente y no sabía si se debía al dolor del brazo o al pánico que se apoderaba de su corazón. Miró a Armando, con los ojos desorbitados, y su cuerpo dejó de forcejear; en su lugar, empezó a sollozar sin control, con la voz teñida de desesperación.
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