Capítulo 362 Un momento de paz
—¿Escuchaste siquiera lo que estaba diciendo?
Armando extendió la mano, girando con suavidad su rostro hacia él. En ese momento, Clotilde por fin abrió por completo los ojos. Clotilde no se equivocó en una cosa. Sus ojos eran muy hermosos. Los elogió innumerables veces antes. Cada vez que enfocaba su mirada en alguien, estaba destinado a hacer que su corazón diera un salto. Por eso se le atascó en la garganta las siguientes palabras. Hacía mucho tiempo que no lo miraba con tanta concentración.
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