Capítulo 291 Sus latidos se detuvieron
«De despreciarme a estar deseando casarse conmigo sólo ha tardado un año y medio...».
—¿Qué haces ahí de pie, aturdida? —Armando se dio la vuelta, sólo para darse cuenta de que Clotilde estaba clavada en el sitio con la mirada inclinada hacia él. Una leve sonrisa jugaba en sus labios, su postura erguida y sus cejas levantadas hacían saber que estaba de buen humor.
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