Capítulo 278 Echar la culpa
En un esfuerzo por evitar contagiar su dolencia a los demás, Armando rara vez salía de casa. Cuando se aventuraba a salir, lo vigilaban estrechamente para garantizar su seguridad y le inyectaban supresores como si fueran gratuitos.
Además, el mayordomo de Hernán había confesado en efecto. Todos los implicados en las actividades de Hernán estaban bajo el control de Armando. Por desgracia, aunque entregara a esas personas, los demás quizás asumirían que era la Familia Farías la que estaba coaccionando confesiones, utilizando su autoridad para reprimir a los demás.
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