Capítulo 105 Peligros superpuestos
En un santiamén, alguien trajo la cuerda utilizada anteriormente para atar a Clotilde, aún marcada con su sangre.
—¡Encuentren a esta mujer y destrócenla! —ordenó Ubaldo mientras soltaba la correa, dando rienda suelta a los perros lobo en la dirección que sospechaba que había tomado Clotilde.
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