Capítulo 75 Sin un lugar donde descargar la ira
Antes de que Jaime pudiera decir nada, Armando se echó a reír de repente, y cada vez más alto. Miró a Clotilde como si estuviera muy orgulloso de ella.
—Niña tonta. —Tomó la mano de Clotilde entre las suyas, como si la sacara de un universo retorcido.
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