Capítulo 37 Sentir su dolor
Volvieron a oírse golpes en la ventanilla del auto, y Armando bajó la ventanilla, irritado. La persona que estaba fuera no esperaba que el dueño del auto fuera tan joven y guapo, y pensó que no era de extrañar que tuviera tanta suerte… Aunque el cristal estaba tintado y nadie podía ver dentro del auto, pero como el auto no se movía y seguía temblando. Era obvio lo que estaba pasando.
—¿Qué pasa? —Armando escupió las tres palabras asesinas, haciendo que el hombre ajeno perdiera algo de terreno, y empezó a tartamudear.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread