Capítulo 335 Es hora de que intervenga el señor Adolfo
Al acercarse el mediodía, Nicolangelo planeaba llevar a Adolfo a comer a un restaurante cercano. Pero de repente, Ramón entró corriendo, su rostro habitualmente tranquilo mostraba un raro nerviosismo.
—Alfa, tenemos un problema. Alguien está atacando nuestro sistema de seguridad y todos los ordenadores de la empresa se han colapsado.
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