Capítulo 1602 Señor, ten piedad
Después de bajar del escenario, Regina se dio cuenta de que su rostro, sus manos—hasta la parte baja de su espalda—estaban empapados en sudor frío. Sus nervios aún no se recuperaban del caos anterior. Ni siquiera había notado que Monlar había estado detrás de ella todo el tiempo, cerca pero sin invadir su espacio, observándola en silencio.
—Regina, felicidades —dijo Monlar con naturalidad, dedicándole una leve sonrisa—. Estás un paso más cerca de tu sueño.
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