Capítulo 32 Atacado por los mosquitos

Al introducirnos de lleno en la selva, el entorno me obligó a que tomara la mano de la señorita, con las horas teníamos nuestros dedos entrecruzados, todos nos enfrentábamos a los sancudos, menos ella, por mi parte mis antebrazos estaban afectados. La caminata nos condujo por arroyos, cascadas, escalamos. Fue un poco complicado para nosotros, no tenía ni una sola cuerda en su morral, había espejo, maquillaje, «tacones». ¡En serio, tacones! Un sinnúmero de objetos de belleza y nada para escalar. Tuvimos que utilizar las del guía, el día era espléndido, no llovió, aunque el camino por el fuerte aguacero de anoche estaba resbaladizo, más de uno se cayó siendo el festín de muchos incluyéndome.