Capítulo 84 Acto demoniaco (parte 1)

Tenía mis armas, brinqué y aterricé en la parte baja después de cerrar las ventanas del segundo piso, al menos la velocidad no había disminuido con los años. Los niños permanecían junto a los adultos. Mitali había calcinado a las serpientes que habían intentado entrar por la puerta de la cocina que permanecía abierta. Para ella era tormentoso hacerlo, cada animal era importante. Al ver la maldad que reina fuera la comprendo, ya no son animales, ahora son armas letales. Salimos de la casa: Mitali, Tomás y yo, mi cuidador con su cayado aplastaba a cada serpiente, guardé mi látigo, tomé las dos espadas, al estar afuera dimensionamos lo que pasaba y comenzó la verdadera masacre, les volaba las cabezas a cada una que osaba en morderme.