Capítulo 9 Conociendo a la diosa
Había pasado un año y sigo esperando la aprobación para ver a la diosa. Me convertí en el alumno favorito de los maestros en cada asignatura y quién sabe hasta cuando seguiré a sí. Esa respuesta de ver a la Madre tierra se ha tardado mucho. La rutina diaria era ir a misa, hacer mucho ejercicio, desarrollar mis dones, entreno a los nuevos reclutas de la orden. La mayoría provenían de los orfanatos de todo el mundo que tenían bajo custodia la familia de donde provienen los linajes. Hasta el día de hoy no he conocido a ningún miembro, pero me gustaría conocer a algún D’Montecarlos.
Por cómo se expresan de ellos deben ser seres humanos muy bondadosos. Y su labor de darle un sentido a los niños que llegan tristes por su destino y encontrar una razón de vida me ha parecido bonito. No debe ser fácil el no sentirse importante en la vida, si supieran el daño efectuado cuando no recibe el amor de los padres. Por eso me gusta el trabajo. Soy el caballero que recibe a esos increíbles niños, les creo un ambiente cómodo, los hago sentir valiosos al llegar a este lugar sagrado. He sido partícipe del cambio en sus vidas y por esa razón decidí hacerme sacerdote. Después del almuerzo iré al despacho del rector, quiero comentarle la decisión.
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