Capítulo 42 Oscuridad y claridad

Aceleré cuando la sentí que dormía profundo, quería estar en la cabaña, perdidos en las montañas y el bosque, bajo el calor de una gran chimenea. A las dos de la mañana visualicé un motel, aparqué el auto y solicité una habitación, había una con cama doble, baño, se veía reconfortable. Bajé los morrales, volví para sacarla del auto y acostarla en la cama. Le quité los tacones, le solté el cabello, la cobijé y me acosté a su lado, agotado, en las últimas semanas ese era mi estado físico, cansado, no he descansado lo suficiente, el dolor en la espalda me está matando. Dormí cerca de ella, a las cinco de la mañana desperté, la señorita me miraba, sentada al pie de la cama.