Capítulo 60 Marido y mujer

Siento que necesitaba probar algo en concreto y éramos eslabones ante un fin mucho más grande que nosotros mismos. Jamás cuestionaré al Creador. Lo único cierto era que el amor era su arma más fuerte, pero los humanos ya no aman, cuando lo hacían entregaban su corazón a ilusiones, el respeto entre ellos ya era historia, el honor una reliquia del olvido y la palabra del hombre dejó de ser la carta de presentación de la humanidad. Me pegué más a su cuerpo, era tan tibia, por su elemento, a su lado no se necesitaba un fósforo para encender una chimenea. —sonreí a oscuras, todos dormían mientras que yo me deleitaba con la tranquilidad que había en su rostro—. Quien la vieran, ella con un chasquido era capaz de incendiar una casa. —La abracé más e incrusté mi rostro en su cabello y en cuestión de segundos comencé a pestañear.