Capítulo 55 Recordando – parte 3
Solo estaba esperando que surgieran mis alas si era que pensarán salirme alguna vez. Era frustrante que te tengan en la mira, por lo que debió de salirme hace un par de años. La reunión parecía más un velorio, pocas veces había visto a mi madre vestir trajes negros. Mi cumpleaños transcurrió sin novedad, sin risas, sin entusiasmo, sin alegría, nadie, absolutamente nadie tenía ánimos.
Admiraba el temple de mi progenitora, se encerró por un par de días y desde ahí no cambió su atuendo a negro, su mirada se perdió en el infinito, en las noches se queda mirando el firmamento, las lágrimas recorrían sus mejillas. Como me hubiese gustado que alguno de nuestros consuelos le hubieran ayudado, por más que nosotros la abrazáramos no era lo mismo, solo éramos sus hijos, ella necesitaba de él. Mi madre quedó como un cascarrón vacío, inerte de alma, a duras penas lograba mover su cuerpo. Cuando mi hermano se lo preguntó, su respuesta con sus ojos cristalinos fue que vivía por los tres corazones adicionales quien la mantiene en pie, que es el amor de sus hijos lo que la tenía viva.
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