Capítulo 329 Esperemos a ver
Como si fuera incapaz de creerlo, Lucas pensó que estaba imaginando cosas, pero dudó una y otra vez junto a la ventana y comprobó que efectivamente eran Tomás y Alejo. Se veían las dos caras riendo y hablando. Alejo garabateó un rato en el cuaderno de Tomás y luego alargó la mano para pellizcar la cara de Tomás. Su hijo, que siempre se le había resistido, estaba jugando con otro hombre sin inhibiciones. Los dos charlaban y reían, sin fijarse en Lucas, que pasaba por la calle.
Los miró durante un rato y se marchó tras darse cuenta de que sólo se estaba avergonzando a sí mismo. Al principio, vino a esta tienda de postres para comprar un poco de pastel para Sofía y Tomás. Sin embargo, ahora parecía un acto sin sentido. Cuando llegó al aparcamiento subterráneo y pasó por delante de un cubo de basura, tiró directamente en él la bolsa de postres que acababa de comprar, como si estuviera desahogando su renuente ira. Luego se dirigió a su coche, abrió la puerta y arrancó con rapidez el motor, pero no pisó el acelerador. Se limitó a sentarse en el asiento del conductor mientras agarraba con fuerza el volante, con cara de trance y dolor.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread