Capítulo 387 ¿Por qué me ayudas?
Miró la herida de su cintura. Con sólo un suave toque, la sangre manchó de inmediato sus dedos. Frunció el ceño. En ese momento, Sofía le acercó algo de ropa y abrió un poco la puerta del baño. Extendió la mano por el pequeño hueco y dijo:
—Es para ti. —Era el jersey de Salvador.
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