Capítulo 1063 Sin amor, todo está mal

«Le doy asco». Esas palabras duelen mucho». Lucía sonrió mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Con la sonrisa en la cara, cerró los ojos. Al final, se dio cuenta de que la culpa era suya por ser débil y por aguantarle siempre en silencio. A los ojos de Tomás, ella debería ponerse histérica, perder la cabeza por completo y ser consumida por toda la culpa. Pensó que debería estar al borde de la desesperación y de un ataque de nervios. Así es como debería ser. La culpa era de ella por mantenerse fuerte soportando todo en silencio, como si sólo resistiera los interminables e insensatos ataques de ira de Tomás. Así, tal actitud había demostrado de manera indirecta su resentimiento y desacuerdo con las acciones de Tomás. Por lo tanto, estaba equivocada sin importar lo que hiciera.