Enviándole un mensaje a su teléfono, le confirmé la hora de vernos. Kirian me respondió que estaba disponible. No nos dimos más detalles. Tomé mis pertenencias y fui directo a la Galería. Como era habitual el sr. Felim me recibió llevándome a la oficina del señor.
Kirian estaba en su escritorio leyendo varios documentos. Alzó la mirada para verme y enseguida apagó su cigarrillo. Guardando los papeles se levantó de la silla y se me quedó mirando.
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