Capítulo 5 Un viaje soñado

— Con permiso, disculpen, permítanme pasar por favor, gracias… —entré al avión rápidamente, fui la última en pasar y por poco pierdo el vuelo. — Su boleto por favor. — Déjeme buscar… lo guardé por aquí… un momento, ¡Ah! Aquí lo tiene señorita —le dije de modo disparatado a la azafata. — Listo, gracias, que tenga buen viaje. — ¡Gracias a usted! Respiré profundo y traté de acomodarme bien, corrí demasiado para llegar. Verifiqué por última vez mi equipaje de mano, donde llevaba mis documentos, para chequear que todo estaba completo y volví a respirar profundo; había investigado tanto acerca de la respiración y siempre trataba de practicarla para centrarme, para relajarme; pero la verdad es, que no se me daba bien. Pasé la noche malísima, me despertaba, me volvía a dormir, eran esas pesadillas que me torturaban de vez en cuando, y no pude evitar que precisamente para este día no me importunaran. Tenía listo todo desde hace mucho, solo quería tener la noticia, me bastaron unas semanas para arreglármelas y pedir mi vuelo directo a Dublín. Me sentía nerviosa, emocionada, impaciente y con miles de pensamientos que revoloteaban atropellados en mi cabeza. Era una locura, podría decir más bien una “locura sana”. — ¿Primera vez que viajas a Irlanda? —me preguntó una señora mayor, no era tan anciana, tenía su edad, pero se veía joven, de rostro agradable y unos ojos azules profundos. — Ehhh ...bueno … no exactamente… —le respondí desconfiada. — Tranquila, te pregunto es porque me parece que lo es. Y si es así, espero que encuentres lo que buscas —y volteándose, se quedó mirando la ventana. — ¿Qué le hace pensar eso? — Nadie que vaya a nuestras tierras puede regresar igual —me dijo sin quitar la vista de la ventana. Me quedé sorprendida, sin emitir ni una sola palabra en todo el vuelo. Tampoco hubo algún otro motivo para conversar, apenas eran una hora y treinta minutos de trayecto. Solamente esas palabras fueron suficientes para recordarme que no podía arrepentirme. Recordé también las palabras de motivación que me dio mi tía Victoria en la llamada que le hice ayer para contarle (no me había dado tiempo) y se alegró muchísimo deseándome toda la suerte posible. Dejé Chicago para venirme a Europa a estudiar, hubiese podido ingresar a cualquier universidad sin tener que dejar mi país, pero tenía otras intenciones al llegar a este continente. Nunca le di sospechas de eso a mi tía Victoria, creo que ella lo vio muy normal y comprensible que así lo hiciera porque, en fin, en este lado del mundo la arqueología cobra vida por sí sola. No sé cuánto tiempo pasó, me quedé dormida (estaba agotada), me avisaron que habíamos aterrizado, de inmediato me levanté y apenas salí del avión sentí una brisa muy fresca, era fría, porque el cielo estaba completamente cubierto por nubes. Busqué un taxi que me trasladara a la residencia que encontré en la web, (recomendación de mi amiga Carol, a ella siempre acudo cuando necesito un ojo desconfiado) sin embargo, no estuvo de acuerdo conmigo al escoger la habitación, ya que, según ella, no es de los barrios más bellos de Dublín, pero fue lo más rápido que encontré disponible y lo bueno es que no me queda muy lejos del Museo. Mientras miraba las calles, las casas y los edificios encontré algo peculiar, siempre supe de esta ciudad por medio de fotos, documentales, películas, y varios youtubers. Creí que podía parecerse un poco a Londres, pero no. Esta ciudad tiene un poco de magia, pero no esa clase de magia del cine, es algo en su ambiente, quizás sea la tranquilidad que transmite o podría ser que no todas las personas se sienten tan identificadas con un lugar determinado. Es demasiado pronto para decirlo, pero... Sentía que pertenecía aquí. — Bienvenida, ¿cómo fue el viaje? — me recibió amablemente la dueña de la residencia, la señora Aíne. — Excelente, gracias, sumamente encantada de conocer esta ciudad. — ¡Me da gusto saberlo! Precisamente tengo para ti un folleto de los lugares más destacados, por allí podrás empezar, ¡Tómalo! — ¡Increíble! Qué sorpresa, muy agradecida. — Ven, entremos para enseñarte tu habitación, darte la clase acerca de cada juego de llave y con lo que cuentas aquí — mostrándome la llave inicial de entrada y abriendo la puerta. Vi las fotos del lugar por internet, pero esto era diferente. La atmósfera del sitio era muy acogedora y familiar. No tenía grandes lujos (en realidad no era lo que buscaba), sí me atraía la ostentación que podía conocer de lugares sumamente valiosos y costosos, más no necesariamente para vivir en ellos. Mi último apartamento en Londres era relativamente moderno y en comparación a esta nueva vivienda era pequeño, aunque la gran diferencia es que ahora tengo mi habitación en una casa compartida con la dueña y sus hijos. Así que, me mudé a una casa de dos pisos con esta particularidad, claro que el cambio tenía que ser totalmente diferente. La sala de estar era inmensa, incluso tenía un piano, más allá una cocina bastante amplia. Aíne me decía que era amante de la jardinería y el arte, por eso tenía toda clase de obras distribuidas en toda la casa (algo que me llamó la atención cuando la chequeé por fotos) de ahí, que se me facilitara apreciar el patio trasero como maravilloso, con sus inmensas plantas, macetas de flores, leña (no sé exactamente cómo se usaban, en época de invierno es que sabré y ayudaré con eso, mientras tanto no las tocaré, se quedarán dónde están). Después del mini tour que Aíne me dio por toda la casa y de todo lo que me explicó mientras cenábamos, me fui a la habitación para desempacar y de inmediato caí rendida en la cama. Deseaba que amaneciera para ir al Museo, tenía el trabajo seguro, pero como me había dicho Pedro, debía cumplir con la norma de la entrevista; además, solamente había hablado con la asistente del director por teléfono para cuadrar la fecha y la hora, más no lo conocía. Para estar en ese cargo, debía ser experto en muchas áreas y quién sabe con cuantos post-grados, me lo imagino con lentes, barba blanca y quizás anda con un bastón y con todas las canicies de la sabiduría adquirida a través de los años. Cuánto deseaba aprender de esta nueva experiencia. De igual manera… tenía mi plan aparte y no iba a descansar hasta llegar a los archivos y documentos secretos que guardaban estas tierras de mis ancestros, será una manera de que Carleen y sus padres tengan paz a sus restos en donde sea que estén sus tumbas. — ¿Aló, sí, dígame? —respondí al teléfono medio dormida todavía. — ¿Borraste mi número que ya no me reconoces? — Ehh —revisé la pantalla de teléfono para comprobar— ¡Ahh Pedro eres tú! — Correcto. — Es que me quedé dormida —agarré el reloj de la mesa para mirarlo de cerca—. ¡Vaya, son las 11:40 pm! ¿Qué haces llamándome a esta hora? ¿Todo está bien? — No sé, tú dime, no me avisaste cuándo y cómo llegaste. — Ah, lo siento, es verdad que te iba a avisar, es que todo fue tan rápido y me puse al día con todo lo del lugar, desempaqué y ya no recuerdo nada…hasta que sonó mi teléfono, lo siento. — Tranquila —hubo silencio— me preocupé, discúlpame que te haya despertado. — No, está bien, descuida, me imagino que debo tener mensajes también de los demás y de mi tía, tampoco los he revisado, que mal de mi parte deben estar preocupados también. — Lo importante es que llegaste bien. Yo me encargo de avisarles. Te deseo suerte mañana, aunque ya la tienes asegurada. — La recibo igual Pedro, nuevamente gracias. — Cuídate mucho… sabes que te quiero, estoy pendiente de ti. — Gracias…que tengas buenas noches. — Ok, igual —colgando el teléfono. Suspiré, me sentí mal de no poder devolverle las mismas palabras, anteriormente se lo decía, pero no era con el significado que yo sabía que él le estaba dando ahora. Su personalidad no solo era atrayente, sino que también poseía unos ojos negros intensos y que podían resultar intimidantes, sus cejas eran abundantes, pero no exageradas, su nariz no era tan perfilada, tenía una ligera curva, pero era armoniosa con todo su rostro y su cabello negro y abundante. No era de extrañar, era hijo de padres españoles y, por ende, español. Con todos estos atributos podía conquistar “fácilmente a toda mujer londinense” y ahora en mi caso “americana”. Después de su beso y por un momento tenerle tan cerca, no podía olvidar los detalles que vi en su rostro, incluso una ligera cicatriz en la frente debido a un accidente que tuvo de niño (constantemente se la cubría con el cabello). ¡Cuán difícil era para mí verlo de esta manera! ¿Será que sí podía sentir algo por él y me lo estaba negando? ¿Será miedo? Anhelaba tanto llegar a este país que de repente sentí que podía estar perdiendo algo más… Alejándome… ¿Será…
Ajustes
Fondo
Tamaño de letra
-18
Desbloquear el siguiente capítulo automáticamente
Índice
Capítulo 1 Infortunio del pasado Capítulo 2 El reencuentro Capítulo 3 Punto de partida Capítulo 4 Lo inesperado Capítulo 5 Un viaje soñado Capítulo 6 El director Capítulo 7 Primer día en el museo Capítulo 8 La invitación vs la misión Capítulo 9 Una conversación peculiar Capítulo 10 Tentación inminente Capítulo 11 Investigación en proceso appCapítulo 12 La llamada telefónica de la tía appCapítulo 13 El hallazgo appCapítulo 14 Encuentro con el pretendiente anónimo appCapítulo 15 La confesión appCapítulo 16 La verdadera historia appCapítulo 17 Conociendo la cabaña abandonada appCapítulo 18 Visita de pedro appCapítulo 19 Intenciones peligrosas appCapítulo 20 Evento decisivo appCapítulo 21 El dueño appCapítulo 22 ¿Amor o chantaje? appCapítulo 23 Un consejo irreprochable appCapítulo 24 Promesa appCapítulo 25 Poder y vanidad appCapítulo 26 El anciano sospechoso appCapítulo 27 La mujer de la mansión appCapítulo 28 Kirian y sus pretensiones appCapítulo 29 La melodía del pasado appCapítulo 30 Rutinas del oficio appCapítulo 31 La mansión embrujada appCapítulo 32 Heridas de kirian appCapítulo 33 Descubriendo más secretos appCapítulo 34 La bóveda appCapítulo 35 En la biblioteca appCapítulo 36 Confrontaciones appCapítulo 37 Celos e incertidumbre appCapítulo 38 Un baile íntimo appCapítulo 39 Viaje a madrid appCapítulo 40 Corazón de piedra appCapítulo 41 Aparece elena appCapítulo 42 El abuelo de kirian appCapítulo 43 La verdad de patrick y elena appCapítulo 44 Documentos de la propiedad appCapítulo 45 Desprecio appCapítulo 46 Es tiempo de confiar appCapítulo 47 Pelea de kirian y patrick appCapítulo 48 Identidad real de patrick appCapítulo 49 Un amor que se fortalece appCapítulo 50 El peligro acecha appCapítulo 51 Continua la persecución appCapítulo 52 Hechos dolorosos appCapítulo 53 ¡Se acabó! appCapítulo 54 Enemigos al descubierto appCapítulo 55 ¿Verdad o falsedad? appCapítulo 56 En la catedral appCapítulo 57 La cruda realidad appCapítulo 58 Entre la vida y la muerte appCapítulo 59 Un perdón generacional appCapítulo 60 De vuelta al principio appCapítulo 61 Sólo el tiempo app
Añadir a mi biblioteca
Joyread Español
UNION READ LIMITED
Room 1607, Tower 3, Phase 1 Enterprise Square 9 Sheung Yuet Road Kowloon Bay Hong Kong
Copyright © Joyread. Todos los derechos reservados