Capítulo 3 Punto de partida

—Por siglos, nuestra familia ha transmitido de generación a generación un relato que aún sigue siendo un misterio. Creemos que una de nuestros antepasados llamada Carleen, alrededor del siglo XV fue abandonada por su madre, dejándola al cuidado de un hogar lejos de su tierra natal; todo esto debido a las disputas que tenían dos reyes de esa época y que lamentablemente perjudicó a muchos habitantes de ambos reinos, provocándoles crisis económicas muy graves y llevaron a la quiebra a muchos mercaderes, ocasionando la ruina total de muchas familias porque se hacía imposible ganar, al menos, el sustento diario. Al parecer, una mujer, asumió el resguardar a la bebé a pesar de no tener todas las comodidades (era el hogar de una viuda sin hijos).Transcurrieron muchísimos meses hasta que una joven pareja vino a convivir con la viuda. Emma y Ricardo (así se llamaban) se dedicaban a establecer una familia con Carleen que era muy pequeña, pero a medida que crecía adquiría mucho parecido con los jóvenes esposos, en cuanto a sus gestos, palabras y demás asuntos que ellos procuraban enseñarle. Ambos estaban delirantes de amor por la pequeña, e increíblemente sucedió que ella se comenzó a parecer cada vez más a ellos. A muchas personas del pueblo se les hizo fácil pensar que, era su hija por tal parecido. Sin embargo, esto ocasionó mucha confusión y los jóvenes para evitar que entre los pobladores se siguiera murmurando, decidieron hacer un acto de adopción notorio con la niña, además de amarla inmensamente. Por un tiempo pasaron desapercibidos hasta que llegó la información de la búsqueda de dos jóvenes: La doncella Dana, hija de Eduardo Duque de Inglaterra y el príncipe Arthur, hijo segundo de Antonio Rey de Escocia, quiénes estaban desaparecidos después de un ataque que hubo hacia el Palacio Real. Desde ese momento, se volantearon avisos con la descripción de cada uno, el pueblo comenzó a sospechar de los jóvenes esposos. Se creía que estaban huyendo de algo y, vecinos, le aconsejaban a la viuda deshacerse de ellos. Al sentirse observados y vigilados, una noche la pareja se fue del lugar desapareciendo sin dejar rastro. La viuda los despidió con tristeza y deseándoles un buen porvenir. Ambos se fueron con pocas cosas, pero las suficientes para mantenerse en el viaje que realizarían junto a Carleen —La tía Amelia hizo una pausa larga, se bebió otro sorbo de té y luego continuó: —Constantemente se mudaban de un lugar a otro. No fue, hasta después de pasados muchos años, cuando ellos pudieron establecerse en unas tierras muy lejanas. La pequeña Carleen iba creciendo y aprendiendo de todo lo que su madre hacía; buscaba involucrarse con los deberes del hogar, pero su madre también quería enseñarle de las bondades de la naturaleza y la magia que en ella podía encontrar. En momentos, también le surgía la necesidad de ayudar a su padre, en especial, cuando lo observaba cultivando la extensa tierra que poseían. Sin embargo, se quedaba contemplando, y se maravillaba de ver los frutos obtenidos después de tanto esfuerzo de su padre. Ella, todo lo observaba, lo analizaba y lo reflexionaba. Contando ya, 16 años, hecha toda una joven hermosa e inteligente es conquistada por un apuesto ebanista, hacendoso y muy respetado entre los jóvenes solteros del pueblo. Al cabo de unos meses con el permiso de sus padres se casaron, iniciando así, una vida juntos. Para cuando tuvieron sus hijos, éstos, lograron disfrutar compartiendo con los que ahora serían sus abuelos: Emma y Ricardo. Así transcurrieron las décadas, hasta que las puertas de los cielos se abrieron para recibir a los padres de ambos enamorados. La madre de Carleen fue la última en irse, no sin antes, entregarle varios documentos con manuscritos desgastados, encomendándole a ella su protección y preservación. Carleen, enlutada y nostálgica por la partida de su madre, mantuvo escondido los documentos, no diciéndole a sus hijos de que se trataban, más bien evadía las preguntas, haciendo creer que solo eran memorias de su infancia, las cuales no eran de gran importancia. Sin embargo, su hijo Fernando, tenía muy presente las historias que narraba su abuela Emma, teniendo la seguridad de que en esos documentos encontraría las respuestas al por qué, tanto ella como su abuelo Ricardo tuvieron que mudarse muchas veces de un lugar a otro, estando precisamente en una época de contienda entre reinos, en donde muchos fueron considerados enemigos de la corona o en última instancia: sospechosos de ser cómplices del caos. Fernando no se conformaba con lo que su madre le decía, sentía en su corazón que ella ocultaba algo importante. Lamentablemente para él y sus demás hermanos, jamás descubrieron el escondite de los manuscritos. Para Carleen, afortunadamente pudo reunirse con sus padres, no por enfermedad, sino gracias a un sueño profundo. Desde entonces, el secreto quedó sepultado con ese acontecimiento, sin embargo, fue transmitido como el recuerdo de una incógnita no resuelta, ya que no se encontró el origen del nacimiento tanto de Carleen, así como los de Emma y Ricardo —Con un suspiro lleno de profunda resignación, Amelia concluyó la historia. Hubo un largo silencio, no sabía qué decir, ni siquiera quería interrumpir con cualquier palabra inoportuna solo porque se me ocurriera en el momento. —Esto es fascinante, extraño y confuso —pensé, imaginándome cada escena. Repentinamente, como saliendo de un cuarto oscuro hacia un lugar de mucha claridad, la tía Amelia empieza a elevar el rostro y sus ojos vuelven en sí y me vuelve a mirar fijamente, esta vez causando en mí, un escalofrío de alguna manera aterrador, como si yo tuviese algo que ver con la historia. —Te parecerá poco creíble lo que te he contado, debido a tantos vacíos que existen —con un tono firme y hasta desafiante. —¡No! No pienso eso —le contesté—. Es cierto, si quedan vacíos, pero esto me parece sorprendente, y me deja con la intriga del por qué no se realizaron más investigaciones al respecto. Debe de haber algún pariente lejano que sepa de alguna pista o quizás… no sé… esté… algún registro de sus vidas más allá del relato —las miré a ambas con gran inquietud, poniéndome en un sentido, en los zapatos de Fernando por un breve instante. —Si los hay —me contestó la tía Amelia con una mansa sonrisa—. Tenemos unos parientes que conservaron algunos registros de esa época, tristemente todo conlleva a la idea de que Emma y Ricardo eran unos ladrones, en especial Ricardo quien había participado de asesinar miembros importantes de la realeza causando su persecución. Pero estos, son solo pocos escritos, que reflejan semejante enajenación, no teniendo la certeza la procedencia de estos documentos, más que su antigüedad —con indignación Amelia bajo la cabeza—. Y de Carleen, pues; no hay nada que revele su origen, muchos niños fueron abandonados en ese momento. No tenemos nada que revele de manera objetiva, la procedencia de los tres. Sumergidas en un profundo silencio, nos bebimos los últimos sorbos de nuestro té, no pude evitar quedarme impávida detallando el jarrón barnizado en negro, de tonalidades marrones que decoraba una mesita justo a un lado mío; observando como su color se avivaba con la luz de la ventana, de cuello largo y con los pocos simbolismos que dibujaban líneas horizontales, triángulos, círculos y formas en zigzag (sí, especialmente está última) me parecieron justo alarde de la inspiración griega. Cada línea que recorría con mis ojos me hacía adentrarme en esa profunda situación en la que mi tía me había involucrado… o digamos que… ¿Lo estaba y no lo sabía hasta hoy? ¿Cómo es posible? ¿Cómo podía dudar de la palabra de ella? Nunca había sentido la urgencia de saber de mis orígenes y lo que acababa de escuchar era más de lo que podía esperar, no se trataba de otra cosa, sino de una posible injusticia que ha transcurrido siglo tras siglo. En este letargo en el que cada una nos encontrábamos, surgió la necesidad de interrumpir esa pausa interminable, retomando otros temas de conversación que por instantes nos hacía olvidar lo anteriormente conversado. Pensé que mis tías no insistían en decirme algo más, creyendo que no le daría importancia; sin embargo, a medida que hablábamos mi cabeza no dejaba de pensar, pensar y pensar, porque así es la mente cuando comienza a hacerle preguntas al subconsciente, tratando de identificar esos códigos en clave que claramente podía ver que estaban allí, gestando en mi corazón un deseo inquietante de resolver el enigma. En ese momento, no sé hasta dónde ellas podían imaginar el impacto que causaría en mí este día. Al cruzar nuevamente el jardín de vuelta hacia el auto, no dije ni una palabra y mientras nos retirábamos giré mi cabeza para ver cómo se cerraban las enormes e imponentes rejas de la casa. En ese instante, me prometí llegar al fondo de lo que también era, a partir de ahora: “mi historia”.
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Índice
Capítulo 1 Infortunio del pasado Capítulo 2 El reencuentro Capítulo 3 Punto de partida Capítulo 4 Lo inesperado Capítulo 5 Un viaje soñado Capítulo 6 El director Capítulo 7 Primer día en el museo Capítulo 8 La invitación vs la misión Capítulo 9 Una conversación peculiar Capítulo 10 Tentación inminente Capítulo 11 Investigación en proceso appCapítulo 12 La llamada telefónica de la tía appCapítulo 13 El hallazgo appCapítulo 14 Encuentro con el pretendiente anónimo appCapítulo 15 La confesión appCapítulo 16 La verdadera historia appCapítulo 17 Conociendo la cabaña abandonada appCapítulo 18 Visita de pedro appCapítulo 19 Intenciones peligrosas appCapítulo 20 Evento decisivo appCapítulo 21 El dueño appCapítulo 22 ¿Amor o chantaje? appCapítulo 23 Un consejo irreprochable appCapítulo 24 Promesa appCapítulo 25 Poder y vanidad appCapítulo 26 El anciano sospechoso appCapítulo 27 La mujer de la mansión appCapítulo 28 Kirian y sus pretensiones appCapítulo 29 La melodía del pasado appCapítulo 30 Rutinas del oficio appCapítulo 31 La mansión embrujada appCapítulo 32 Heridas de kirian appCapítulo 33 Descubriendo más secretos appCapítulo 34 La bóveda appCapítulo 35 En la biblioteca appCapítulo 36 Confrontaciones appCapítulo 37 Celos e incertidumbre appCapítulo 38 Un baile íntimo appCapítulo 39 Viaje a madrid appCapítulo 40 Corazón de piedra appCapítulo 41 Aparece elena appCapítulo 42 El abuelo de kirian appCapítulo 43 La verdad de patrick y elena appCapítulo 44 Documentos de la propiedad appCapítulo 45 Desprecio appCapítulo 46 Es tiempo de confiar appCapítulo 47 Pelea de kirian y patrick appCapítulo 48 Identidad real de patrick appCapítulo 49 Un amor que se fortalece appCapítulo 50 El peligro acecha appCapítulo 51 Continua la persecución appCapítulo 52 Hechos dolorosos appCapítulo 53 ¡Se acabó! appCapítulo 54 Enemigos al descubierto appCapítulo 55 ¿Verdad o falsedad? appCapítulo 56 En la catedral appCapítulo 57 La cruda realidad appCapítulo 58 Entre la vida y la muerte appCapítulo 59 Un perdón generacional appCapítulo 60 De vuelta al principio appCapítulo 61 Sólo el tiempo app
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