«Supongo que echaré un vistazo desde afuera, igual voy a estar esperando».
El equipo de producción ocupaba un área para grabar videos de personas desempacando productos, bailando y en concursos de actuación. Qin Ming no podía ponerle nombre a la mayoría de sus rostros. Como alguien no familiarizado con el mundo del espectáculo, no conocía a ninguno de ellos, excepto a Huang Shutong, una estrella en ascenso y a algunas otras superestrellas.
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