Qin Ming entregaba tónicos herbales a Sun Changxi en el hospital todos los días después de su lesión. Había leído algunos artículos sobre los abortos prematuros y sabía que los efectos en las mujeres eran casi similares a los del parto, aunque un poco menos dañinos para el cuerpo. En cualquier caso, Qin Ming sentía que era su responsabilidad ayudarla a recuperar la salud.
Sun Changxi seguía diciéndole que no tenía nada que ver con él, pero Qin Ming sentía que no decía la verdad. El nerviosismo de sus ojos le decía que le ocultaba algo.
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