Había cuatro guardaespaldas en total. Estaban de pie a su izquierda y a su derecha. En el centro, estaba el hombre que sostenía el ramo. No era muy masculino, pero tenía una sonrisa seductora, por lo que daba escalofríos. Hacía notar su deseo en su expresión facial para que todo el mundo lo viera.
Nie Haitang se puso furiosa y le dijo:
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