No había manera de que Qin Ming dejara que Nie Haitang se sintiera agraviada. Dedujo de inmediato que Bai Mingyu estaba detrás de todo el asunto. No tenía idea de por qué la estaban atacando, pero no vio el incidente como un problema pues el dinero no le preocupaba. Al ser la persona más rica del mundo, no había nada que no pudiera resolver con dinero. Es más, sería una contribución a la caridad, por lo que no le importaba dar mucho.
—¿Bai Mingyu quiere ese reloj? No tiene sentido que él lo tenga. Mejor me lo quedo yo. ¿Cuánto cuesta? —preguntó Qin Ming.
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