Liao Qingxuan seguía apoyada en el firme pecho de Qin Ming, llorando como si no hubiera un mañana. Sin embargo, Qin Ming estaba disfrutando de la compañía de Liao Qingxuan. Sentía su delgada cintura, su suave, pero amplio pecho a través de la blusa, así como su fragancia femenina.
«Oh. Y el olor a alcohol de la noche anterior también».
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