—No tienes que traerme mi ropa —dijo Qin Ming cuando vio que Mu Xiaoqiao entró al baño con su ropa.
Mu Xiaoqiao mordió su labio inferior, sus ojos escaneaban la oscura piel de Qin Ming y sus músculos sólidos. Se sintió intimidada mientras su cuerpo comenzaba a secretar hormonas. Dijo:
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