Cao Wei era un visitante frecuente del bar y conocía al portero y al Gerente del lugar. Muchos jóvenes también frecuentaban el lugar para desahogarse, en especial las universitarias. Pero aquella vez vio que tanto el portero como Señor Xu se comportaban de forma tan débil frente a un digno hombre de sesenta años con el cabello gris. Era como ver a un padre darles una lección a sus hijos.
Entonces, el digno anciano hacía caso omiso a Qin Ming, un joven discreto. Incluso llamaba a Qin Ming «Señor Qin».
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