Un bombero consiguió agarrar a la mujer por su ropa desde la ventana del último piso. Sin embargo, la tela no era lo bastante fuerte como para soportar el peso de He Menggu. La tela se rasgó y al final ella cayó hacía el suelo:
—¡Mamá! —Bai Yuchun gritó y se precipitó hacia delante, pero se desmayó después de dar dos pasos.
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