Zhang Qingqing se volvió para susurrarle a Zhao Tuo, Fang Jinsheng y Chen Muling:
—Recuerden esto bien. Esto lo hago por mi querida amiga Haitang. No puedo soportar que siga viviendo en el engaño. Después de comprar el helado, estoy seguro de que a Qin Ming no le quedará mucho dinero.
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