—¿Comprar? ¡Ah! ¿Puedes permitirte esto? Ja, ja, ja. Pobre bast*rdo, no trates de pretender tener estilo como otros. Me siento tan incómoda viendo a un tipo sin dinero comprando en la misma tienda que yo. ¡Estás mordiendo más de lo que puedes masticar! ¿De verdad puedes pelearte conmigo por esto? El vestido cuesta ochenta y ocho mil. ¿Cuántos años vas a trabajar para ganar ochenta y ocho mil?
La mujer gorda se rio hasta que se le llenaron los ojos de lágrimas y los miró con desdén.
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