La madre de Nie Haitang sostuvo su teléfono y lo reprendió.
—¿Piensas que te creeremos? ¿No te acercaste a Haitang porque tenía dinero en primer lugar? Incluso recibimos tu mensaje en el que pedías un rescate. Pediste quinientos mil, ¡pero estoy dispuesta a darte un millón a cambio de que me regreses a mi nieta!
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