Nie Haitang se sintió mareada al mirar el resultado mostrado en el documento. La chica se desmayó desplomándose en el suelo y todo el maravilloso futuro que imaginó con Qin Ming se había disipado en el aire.
—¡Mi querida! ¡Haitang! Rápido, alguien llévela al hospital. —Los padres de Nie Haitang se sorprendieron, por lo que rápido que llevaron a su hija al auto y se dirigieron a toda prisa hacia el hospital.
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