Capítulo 88
A la semana siguiente, Amelia iba de camino a la escuela primaria a una clase de sus prácticas profesionales como docente, cuando su teléfono sonó en su bolsillo, metió la mano y lo sacó, era un mensaje de Sandra, de esos atolondrados y bizarros con los que, de manera muy ordinaria, le hacía entender que la extrañaba y quería saber cómo estaba.
—Hey tonta, ¿Puedes sacarte ese palo de la boca y dedicarme un ratito? — No era la mejor manera de decírselo, pero ya ella sabía cómo era su amiga.
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