Capítulo 8
Una de las chicas del nuevo público del juego de ping pong, se quitó la sudadera, quedándose en una camiseta sin mangas y con un pronunciado escote, traía shorts de vaqueros muy cortos y rotos y se inclinó ligeramente hacia adelante para recoger la bola cuando se cayó al piso, los ojos de ambos amigos se dirigieron hacia el trasero de la chica y Mia, que estaba haciendo todo a propósito para que Amelia no pudiera cumplir con el reto, aplaudió dando saltitos de alegría detrás de los chicos.
—Toma guapo — Le dijo la morena exuberante pasándole la bola a Oliver — ¿Estás solo esta noche? — Toda ella gritaba una explícita invitación a pasar la noche juntos…
Amelia se le quedó mirando llena de rabia al notar la trampa que Mia había preparado en su contra, pero eso no la detendría, se había propuesto a dejar de ser la nerd y la mojigata, a quitarse la etiqueta de la frente y a parecer una persona normal, aunque eso incluyera rebajarse a demostrar que podía con el estúpido reto.
—Creo que esa chica quiere contigo Oli, hazme el favor de no desperdiciar a ese bombón — Le susurró Aiden instándolo de nuevo como si no fuera suficiente que le mostrara el nacimiento de las nalgas y parte de sus pechos delante de todos.
—Oye… ¿Tienes planes para hoy? — Le decía otra chica con figura escultural al mariscal de campo en tono acaramelado — Tengo mi auto afuera… si quieres…
Oliver apenas si notó que ella estaba allí, ya estaba acostumbrado al acoso femenino y harto también. Al principio era divertido ver a las féminas pelearse por él, pero luego de un tiempo se tornó incluso molesto, el no tener privacidad, el que todas las mujeres lo vieran como un trofeo, como una masa de carne a quien devorar y nada más… ya había perdido el interés.
Amelia respiró profundo cuando vio a la barbie a su lado, y supo que estaba perdida, se detuvo y estuvo a punto de girar sobre sus talones en ángulo de ciento ochenta grados, pero al ver el rechazo del joven se detuvo.
— ¡Mierda! La rechazó — Acto seguido se miró a sí misma y se acomodó la falda, la blusa y pasó sus manos por el cabello sin lograr que su abundante melena se ordenara en nada — Bueno, Amelia… ¡Estás lista!
No sabía exactamente para qué estaba lista, pero era una forma de darse porras ella misma, ya que Sandra dormía a pierna suelta del otro lado de la casa.
Oliver estaba harto de mujeres así, las fáciles eran las que más habían pasado por su cama, pero quería otra cosa, esa etapa de amanecer con una chica diferente cada vez, de pescar constantemente en río revuelto, de ganarse la rabia de más de un chico en el Campus por acostarse con su novia sin saber, de aparecer en las redes desnudo y borracho con mujeres a las que en realidad no conocía, si esa etapa ya estaba quemada…
Aunque parezca raro, él ya necesitaba algo diferente, más emocional y sentimental también, más que solo sexo ocasional y una chica muy dispuesta solo por un rato, quería alguien con quien poder hablar por largo rato de temas divertidos e importantes, alguien inteligente y atractiva pero no demasiado, para que viniera otro y se la quitara, alguien comprometida con sus ideales, alguien a la que le importara un reverendo rábano gastar miles de dólares en moda… pero esa clase de chicas no asisten a esa clase de fiestas… ¿O sí?
La morena seguía insistiendo y mirando de soslayo a Amelia, cosa que le dejó clarísimo que era una arpía enviada por Mia.
—Aiden por favor… — Mirándolo como queriéndole decir “no me acoses más”.
Había chicas muy lindas, otras muy buenas, pero no iba a acostarse con ninguna de ellas esa noche, ya se lo había propuesto, a menos que la borrachera fuera tan grande que olvidara incluso su nombre. El problema no era su decisión de alejarse de los calentones momentáneos, el problema era la reputación de mujeriego y bueno en la cama que le precedía, y claro, ante esa reputación, las chicas lanzadas, borrachas y calenturientas no se iban a frenar.
La morena se va, y en su lugar alguien más lo toma del brazo y lo saca a bailar, Oliver camina dos pasos, mueve un poco las caderas, gira en torno de sí mismo y le da al público lo que quiere… un par de movimientos sexis, se inclina como lo hiciera un artista luego de su presentación y se retira en busca del vaso que ha dejado sobre el borde de la mesa de ping pong.
— ¿En serio Oli? ¿Eso es todo? ¿Las dejarás encendidas a todas? — El rubio le plantó cara y respondió.
—Si tanto te preocupan las calenturas de esas de ahí — Señalando la masa humana femenina tras él — Ve a hacerlo tú, quítales las ganas, de verdad Aiden… ¡Ya no me fastidies!
Su amigo pasado de tragos levantó las manos en señal de estar en paz, tomó la mano de su novia y se alejó al otro extremo de la mesa para retomar el juego, en eso, Oliver advierte una joven con cara de susto, la chica viene caminando hacia él con timidez y se le queda mirando por un momento pensando si va a hablarle o no, el chico regresa la mirada a la bola, pero luego de dos turnos voltea y la chica sigue ahí parada, en medio del bullicio y haciendo acopio de todas sus fuerzas para abrir la boca.
— ¿Quieres algo? — Le dijo con amabilidad, era la primera mujer que no se le lanzaba encima esa noche, aparte de la novia de Aiden, por supuesto, pero era raro que alguien tan linda estuviera sola, y además, que no se le hubiera insinuado ya.
La chica se envalentonó y se acercó a Oliver, tomándolo ligeramente del brazo y poniéndose de puntitas para alcanzar a estar más cerca de su oído.
—Sé que no me conoces, y pensarás que estoy fumada o bajo el efecto de mucho alcohol, pero créeme que estoy tan buena y sana como se puede estar en una fiesta como esta… — Los nervios de Amelia la obligaron a dar más explicaciones de las necesarias, pero no sabía por cómo abordar al Mariscal de Campo, de modo que atropelló las palabras una tras de otra, como en un tropel que el chico apenas si logró entender con el volumen de la música — Necesito que me hagas un enorme favor, uno del que estaré muy agradecida, y luego de eso, si necesitas algo solo me lo dices, porque quedaré en deuda…
Las palabras enorme favor, agradecida y deuda juntas en una sola frase, acompañadas de la cara de susto de Amelia, lograron captar la atención de Oliver Brown. Giró la cabeza de medio lado en señal de interrogación y se le quedó mirando esos bonitos ojos verdes.
—Dime ¿Si me ayudarás…? — Preguntó en tono de urgencia.
—Primero dime en que te puedo ayudar — Agachándose a su nivel y hablándole también al oído.
Amelia se llevó ambas manos a la cara, no sabía cómo iba a decirle que necesitaba que se acostara con ella para cumplir con un reto, así que solo lo soltó de golpe, no había forma de suavizar eso.
— ¿Puedes fingir que ligas conmigo y después nos vamos para arriba a… aparentar que hacemos el… ya tú sabes? Es que… debo cumplir con un reto o ¡Seré la ñoña lo que queda de carrera! — Por más que quiso controlar el tono de su voz, salió muy chillona y temblorosa.
Oliver abrió tamaños ojos y Amelia estuvo a punto de darse la vuelta para irse con el rabo entre las piernas, pero el chico vio su derrota pintada en la cara y supuso, por lo que Linda había mencionado antes, que perdería el reto, y le iría re mal, así que su cerebro se activó de inmediato.
— ¿Necesitas que se vea real, o solo que subamos arriba de una? — Preguntó mirándola fijamente.
—Que se vea… ¿Real? — Haciendo un mohín de niña pequeña sin saber exactamente a lo que él llamaba real.
—Ok, real... entonces se verá extraño que subamos tan pronto me hablaste, no es realista… ¿Me comprendes? — Amelia asintió con la mirada — Hay que tener un juego previo, o no lo creerán.
Él tomó un mechón de su cabello castaño con las puntas aclaradas por el estilo californiano y lo puso cuidadosamente tras su oreja mientras le ofrecía una amplia sonrisa.
— ¿Ves? Así se ve más real, y si te tomo de la mano y juego un poco con ella… — Tomando su mano y haciendo círculos con la punta de sus dedos — Pensarán que ya nos entendemos y que la cosa va avanzando…
— ¿Tú crees que es suficientemente real? — Se atrevió a preguntar tragando saliva, mientras el toque de la piel de los dedos de Oliver sobre la palma de su mano comenzaba a enviar señales eléctricas a partes de su cuerpo que ella no tenía planificadas usar esa noche.
—Mmm… creo que le falta cierto toque… ¿No lo crees? — Acortando la distancia entre ambos para seguir con la farsa.
La tomó por la cintura y la acercó a su torso y al bajar la mirada un poco más notó el volumen de sus pechos, ¡Maldición! ¡No puede ser! Estaban como se los había recetado el médico, lástima que solo era mentira, un juego para hacerles creer a los demás que habían ligado, ¡Carajo! Por esos pechos si haría el sacrificio de ir a la cama otra vez con una desconocida.
Acarició su mejilla y deslizó un dedo bajo el mentón acercándose demasiado peligrosamente hacia su rostro para susurrarle algo al oído, los ojos de las chicas implicadas en el reto no se apartaban de Oliver y hubo quien se relamió los labios por estar en el lugar de Amelia.
—Tal vez un beso en la mejilla… — Se acercó un poco más regresando la mirada a sus ojos — Mmm… no, en el cuello es más realista…
Se inclinó y apartó con sus dedos los mechones que caían en cascada por su cuello, posando sus carnosos labios más abajo del mentón en dirección hacia la oreja, arrancando varios suspiros de entre las espectadoras. Amelia cerró ambas manos en puños contra el pecho de Oliver conteniendo la respiración y mirando en derredor, no sabía cómo debería actuar, pero fuera, como fuera, él lo estaba logrando, las chicas estaban botando la baba por él, y Mía tenía el rostro rojo como un cono de tránsito.
—Creo que ya tenemos la atención de todos, ¿Qué te parece si subimos para terminar esta función? — Lo dijo en tono juguetón y divertido, quitándole hierro al asunto y haciendo sentir a Amelia más en confianza.
La tomó de la mano abriéndose campo entre la gente a empujoncitos, porque nadie podía creer que Amelia hubiera sido capaz de liarse con Oliver, eso no tenía el más mínimo sentido, ella la mojigata, nerd que apenas salía del cascarón, y él el guapo mujeriego Core Back del equipo de las Águilas… qué pareja tan dispareja.
Oliver lo hacía por dos razones: la primera, porque era la única chica que le había hablado como un ser humano normal, con respeto, y no como si fuera algo de comer durante el tiempo que llevaba en la fiesta, y dos, porque le causaba mucha curiosidad… tal vez había una tercera razón, le intrigaba esta chica bonita y acomplejada que se había atrevido a meterse en semejante embrollo por no seguir siendo el centro de los ataques antisociales de la Universidad.
Todas las miradas se clavaron en la espalda de Oliver que la empujaba con suavidad para que subiera por la escalera, el chico se giró para ver las caras de los chismosos y les sacó el dedo medio en señal de rebeldía, ¡Qué fastidio tener que ser siempre el centro de atención de todo el mundo! Quería privacidad alguna vez en la vida, ser tan guapo no era tan bueno después de todo, tenía sus pro y sus contras… más contras que otra cosa…
Mia se quedó pasmada y plantada de una sola pieza con la bocota bien abierta mirando a los dos subir al piso donde estaban las habitaciones de la residencia, no lo podía creer, le había enviado a Oliver a varias de las chicas más buenas de la fiesta para que ligaran con él a fin de que Amelia no tuviera oportunidad alguna, pero él las había rechazado. ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso era gay? ¿Estaba ciego? O ¿Demasiado borracho?
La morena voluptuosa de los shorts se le acercó.
—Lo siento Mia… hice lo que pude, ¡No sé lo que le pasa a ese idiota! Nunca me habían rechazado usando mis tácticas, en serio, le falta mínimo una tuerca en el cerebro — Y haciendo un gesto de fastidio le dio la espalda a la rubia oxigenada.
La chica se le quedó viendo y pensando que era cierto, la morena era despampanante, haría que cualquiera tuviera un sueño húmedo con ella, así que solo quedaba esperar si realmente Amelia iba a cumplir, o solo era un engaño. Apretó los dientes y llamó a una par de compañeras de residencia y a algunos de los jugadores y subió con ellos a la planta alta para verificar que hubiera A c c i ó n, de no ser así, el reto no estaría cumplido.