Capítulo 17
Los fuertes golpes que venían de fuera con insistencia hicieron que Amelia abriera los ojos y se sobresaltara. La luz de la mañana se colaba a raudales por la persiana de la ventana, a la chica le costó un poco asimilar en dónde estaba, se incorporó un poco y comenzó a escanear el lugar sin llegar a reconocerlo.
Tenía la boca seca y el cabello revuelto, se llevó la mano a la coleta y la rehizo recogiéndola melena lo mejor que pudo desde su posición sin haberse levantado.
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