Capítulo 1996 Su primera vez
Xiao Cheng separó las piernas y empujó la puerta con fuerza para meterse en la habitación. Una vez que lo logró, la cerró de una patada y soltó la muñeca de Su Xiaotang para luego tomar su rostro con ambas manos y darle un beso a la fuerza. Las pupilas oscuras de la joven se contrajeron en el momento en que sintió la presión de los labios de él sobre los suyos, y sintió un zumbido en los oídos. «¿Qué está pasando? ¿No está con Xiao Tingting? ¿No se va a casar con ella?», pensó.
—¡Ey! ¡Suéltame! —exclamó mientras intentaba liberarse de él. El forcejeo hizo que la piel de ambos entrara en contacto con una fricción cargada de sensualidad. Los ojos de Xiao Cheng se enrojecieron y sintió que en su interior se encendía el fuego de la pasión y que cada una de sus células comenzaba a gritar por lo mucho que deseaba a la mujer que tenía enfrente. Antes le había preocupado la corta edad de la chica y el hecho de que proviniera de una familia decente, pero las fotos que había visto y aquella sensación ardiente extinguieron su última gota de racionalidad. Hacía tiempo que la deseaba y, desde la noche anterior, ya no podía controlarse. Su Xiaotang y Xiao Cheng se habían conocido por accidente y, de alguna manera, se habían visto envueltos en la vida del otro. Había muchos asuntos sin resolver que creaban un muro entre ellos, como todas las preocupaciones que él tenía y lo joven que era ella, pero ninguno de los dos trajo a colación esos asuntos en ese momento. Esa noche, todas las barreras cayeron cuando él le dio aquel beso intenso. Él era como un lobo hambriento, y la joven no podía liberarse de sus manos. Puede que hubiera tenido éxito luchando con Xiao Si, pero no podía hacer nada contra un rival como él. En ese momento, Xiao Cheng la tomó con firmeza y la hizo retroceder algunos pasos hasta que las piernas de ella chocaron contra el borde de la cama, entonces, ambos cayeron sobre el colchón amplio y blando—. ¡Suéltame! —Le mordió los labios con violencia y él hizo una mueca de dolor antes de soltarla. La mordida fue tan fuerte que lo hizo sangrar—. ¿Qué estás haciendo, Xiao Cheng? ¡Déjame salir, no me toques! —insistió, pero él le presionó los hombros delicados hacia abajo para inmovilizarla. La joven tenía los labios rojos e hinchados y eso la hacía más atractiva de lo normal. Con el pulgar, Xiao Cheng se tocó la herida que ella le había causado.
Obtiene más cupones de libro que los de la app Recargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread