Capítulo 7 ¿Cuál es su relación contigo?
«¿Qué quería decir?».
Su mirada deliberada aterrizó en sus labios, como si le estuviera diciendo que la mejor forma de agradecer una mujer a un hombre era con un beso fugaz.
El corazón de Xia Micheng palpitaba, sus pálidas orejas enrojecieron.
—No lo sé.
Con esto se volvió para mirar por la ventanilla, ignorándolo.
Lu Yuzhen notó que lo evitaba. Ella era inteligente, vivaz e independiente. No dependía de nadie ni deseaba confiar en los demás con facilidad. A pesar de esto, esta chica de diecinueve años era, en verdad, un lienzo en blanco en lo que a asuntos del corazón se refería, porque no podía ni siquiera aceptar una broma de un hombre.
El coche paró en un semáforo. Xia Micheng podía ver la mejor pastelería de la ciudad de Haicheng por la ventanilla.
—¿Quieres un pastel? —la voz profunda de Lu Yuzhen llegó a sus oídos.
Una sombra de tristeza veló los ojos claros de Xia Micheng.
—Mi madre solía traerme a esta pastelería a por pasteles —dijo con suavidad.
Lu Yuzhen giró el volante y aparcó en la calle.
—Si quieres un pastel voy y te lo compro.
……
La pastelería llevaba muchos años abierta, y era muy popular entre las mujeres jóvenes de la élite y los pudientes. Tenían un número limitado de existencias para cada día. Xia Micheng era muy aficionada a los pasteles desde que era una niña. Su madre solía llevarla con frecuencia a comprar algunos pasteles. Esa fue la mejor época de su vida. De eso hacía diez años. Xia Micheng no había vuelto desde entonces. Sus ojos estaban un poco rojos, pero no quería que él lo notase.
—Umm… Por favor, espérame aquí. Déjame ir al aseo.
Ella se lavó la cara. Lu Yuzhen observó su la figura mientras se alejaba. Había notado que estaba llorosa. En realidad era una muchacha que aún no había madurado.
Entró en la pastelería con pasos largos. Por casualidad, Xia Erxiang estaba también en el interior con su mejor amiga, Kong Peixian. Kong Peixian tiró de Xia Erxiang.
—Tú dijiste que esa patana de Xia Micheng mantenía a un tipo, ¿es verdad?
Xia Erxiang bufó divertida:
—Por supuesto que es verdad; lo vi con mis propios ojos. Ese tipo es el que llevó a Xia Micheng a nuestra casa.
—Pero los gigolós son muy caros hoy en día. Xia Micheng viene de un pueblo remoto. ¿Cómo puede tener dinero para mantener a uno?
—Por decirlo así, un gigoló es un protegido y hay diferentes tipos de protegidos. Una noche con uno de los top costaría miles, esos son los más atractivos con buenos cuerpos y habilidosos en la cama —afirmó Xia Erxiang.
De repente, escuchó una voz profunda y carismática:
—Señor, por favor, deme un trozo de pastel.
«Esa voz era demasiado bonita». Las miradas de Xia Erxiang y de Kong Peixian se dirigieron hacia la voz. Vieron a Lu Yuzhen en seguida. Lu Yuzhen estaba de pie junto al mostrador, vestido con una camisa blanca y unos pantalones negros. Con sus piernas largas y su cuerpo de modelo, así, de pie, hizo brillar sus ojos de un modo evidente.
«Dios Santo, ese hombre es demasiado atractivo». Kong Peixian estaba impactada con la visión. Tiró con suavidad de la manga de Xia Erxiang:
—Erxiang, ¿es ese hombre uno de los top?
«Atractivo, con un cuerpo estupendo y habilidoso en la cama». Xia Erxiang nunca había visto un hombre tan guapo. Se decía que la mejor manera de que un hombre se viese bien era cuando tenía poder, riqueza y estatus. La intimidante gracia y elegancia de Lu Yuzhen le permitía estar muy por encima de otros hombres que también vestían camisas blancas y pantalones negros; él era el de mejor aspecto, no solo el más guapo. El corazón de Xia Erxiang palpitaba con fuerza en su pecho.
En ese momento Kong Peixian susurró:
—Erxiang, ¿crees que el gigoló de Xia Micheng es como ese hombre que está aquí?
—¿Qué dices? —Xia Erxiang echó una mirada asesina a Kong Peixian—. Las pobres pardillas como Xia Micheng están seguras de tener lo peor de lo peor, a los gordos y desagradables. ¡Si ella pudiera permitirse tener uno como ese la llamaría milady!
Xia Erxiang se negaba a creer que ese gigoló que Xia Micheng tenía estaba a la altura del que tenía delante.
El dependiente estaba compungido:
—Discúlpeme, señor, pero esas dos señoras acaban de comprar el último trozo de pastel. Ya hemos vendido todos nuestros pasteles, pero puede venir mañana más temprano a comprar.
Xia Erxiang había comprado el último trozo de pastel. El corazón de Xia Erxiang latió con más violencia cuando el dependiente la mencionó. Con rapidez se las arregló para mirar a Lu Yuzhen, agitada y tímida a la vez.
—Señor, ¿u-usted quiere un pastel? Le puedo dar mi pastel pero… ¿podemos intercambiar nuestro WeChat?
Xia Erxiang había sucumbido a ese hombre, por lo que decidió dar el primer paso con ansiedad. Ella era rica, joven y bonita. Muchos hombres la habían pretendido, pero extrañamente se sentía nerviosa al coquetear con él por tomar ella la iniciativa.
Lu Yuzhen no la miró a pesar la anticipación de Xia Erxiang. Ni se preocupó de dirigirle una mirada por el rabillo del ojo. Sacó su black card y se la dio al dependiente.
—Entonces, por favor, dígale al pastelero que me haga un pastel ahora.
El dependiente vio al momento las letras doradas en la black card: «Lu». Lu era el apellido del que todos habían oído hablar en la ciudad de Haicheng. El dependiente identificó al hombre con rapidez. Un sudor frío caía por su frente. El magnate que gobernaba la ciudad de Haicheng y que era conocido por recurrir a ciertas tácticas acababa de honrar su pastelería.
—S-Señor, por favor, espere un momento. Informaré al pastelero para hacer una excepción ahora mismo.
El vendedor se escabulló a la cocina. Xia Erxiang y Kong Peixian estaban confusas. «¿Por qué iba a hacer el vendedor una excepción con ese hombre? Ellas habían hecho cola para conseguir su pastel. Esto era en realidad tratamiento vip en la pastelería.
Lu Yuzhen cogió su periódico de negocios para leer mientras esperaba.
Xia Erxiang se sintió humillada cuando él la ignoró. Se levantó para recolocarse el vestido de una pieza con el propósito de mostrar el atractivo de su escote.
—Oh, cariño, me siento mal —Xia Erxiang simuló tener un mareo cuando se arrojó sobre Lu Yuzhen.
Cerró los ojos esperando caer en sus brazos. Pero en ese momento cayó al suelo con un «plaf». Lu Yuzhen se había echado a un lado y Xia Erxiang cayó de boca.
Justo entonces, una voz clara y bonita le habló diciendo:
—Xia Erxiang, ¿por qué te has inclinado tanto ante mí?
Xia Erxiang miró para ver a Xia Micheng. Xia Micheng había vuelto. Sus ojos se fijaron en su postura bocabajo, sus pestañas temblaron incluso con picardía. Xia Erxiang no lo podía soportar más. Se levantó de su caída patética.
—Xia Micheng, ¿por qué estás aquí?
Apareció una expresión incrédula en la cara de Xia Erxiang. ¿Cómo podía estar Xia Micheng en la pastelería? El señor Wang acababa de entrar en la habitación cuando ella había ido. ¿Qué había ocurrido?
Lu Yuzhen se acercó y rodeó la estrecha cintura de Xia Micheng con su fuerte brazo de una manera natural.
—¿Por qué has tardado tanto?
Su cintura tenía el ancho de su palma; podría envolverla con sus manos con facilidad. Xia Erxiang y Kong Peixian tragaron una bocanada de aire. «¿Xia Micheng estaba con ese hombre?»
—Xia Micheng, ¿cuál es tu relación con este hombre?—preguntó con rapidez Xia Erxiang.
Los labios de Xia Micheng se curvaron:
—¿No decías que era mi gigoló?