Capítulo 65 Recogiendo chicas
Antonio pensó en el anciano y quiso echarle una mano. Sin embargo, sabía que perdería la vida si luchaba con aquellos perseguidores de Clase superior.
Esperó en el callejón mientras los sonidos de la lucha se alejaban. Antonio se metió la tablilla y la insignia en la cintura y salió del callejón cuando estuvo seguro de que era seguro hacerlo. La tablilla podía doblarse de alguna manera para adaptarse a los contornos de su torso, lo que significaba que era imposible perderla.
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