Camelia dudaba de las palabras de Antonio porque aún creía que Simón era simplemente un despreciable rival de negocios que había intentado sacarla del Grupo Celestial.
Una sonrisa iluminó los rasgos apuestos de Antonio mientras colgaba el teléfono. ¡Todo está yendo según el plan de los Varangianos! ¡Camelia y su figura deliciosa nunca escaparán de mi agarre!
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