Capítulo 137 ¡Sí, soy un loco!
Al escuchar las palabras de Yair, Antonio se masajeó los puños mientras decía: "Suspiro, ¿por qué sigo topándome con perros locos que no están atados? Bastardo. ¡Lo pediste! ¡Por favor, no vengas llorando y suplicando después! ¡Todos aquí tienen que ser testigos!" Antonio sonrió gentilmente mientras gritaba a los espectadores circundantes.
El vestíbulo cayó en un silencio sepulcral.
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