Antonio Salas no dijo ni una palabra en el momento en que el pensamiento pasó por su cabeza. Rodeó su suave cuerpo con sus brazos y le dio un beso en su suave mejilla.
El inesperado beso dejó atónita a Catalina Cortés. «¿Qué demonios? ¿Qué está pasando? ¿Su guardaespaldas se estaba enrollando con Fabiola Galindo?».
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