Capítulo 384 La madre y la hija lamentables
Un anciano en un traje de doble botonadura entrecerró ligeramente los ojos, "Jaja, ¡Número tres, lo hiciste muy bien! No te preocupes, cuando tengamos éxito, cumpliremos tu solicitud como prometimos".
"Bien, no te atrevas a engañarme. ¡No soy alguien con quien bromear!" Una voz autoritaria vino de detrás del biombo.
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