Capítulo 12 El inesperado arrodillamiento
Todo el mundo estaba desconcertado, y sus expresiones aturdidas eran divertidas. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué Jonatan quería hablar con Antonio? Todos estaban atónitos, incluyendo a Esteban, Pedro, Juan e incluso Antonio. Antonio no era más que un pobre estudiante que acababa de llegar a Nueva York. ¿Cómo se involucró con el famoso Tercer Maestro?
—Soy Antonio. ¿Qué pasa? —contestó con suspicacia.
Jonatan pareció sorprendido y preguntó:
—¿Tú? —Entonces sacó una foto y la comparó con el perfil de Antonio. Jonatan estaba sorprendido. La persona que estaba frente a él era en verdad Antonio Salas—. Maestro Salas, yo me equivoqué... —Jonatan lloró con amargura.
Al momento siguiente, ante el asombro de todos, se arrodilló frente a Antonio. Todos los presentes soltaron un pequeño grito de sorpresa. Sus ojos se abrieron de par en par y sus cuellos se estiraron como las jirafas. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué el Tercer Maestro de Nueva York se arrodilló ante Antonio? Antonio se quedó boquiabierto.
«¿Soy demasiado guapo para que incluso el Tercer Maestro me adore?». Pensó.
—Tercer Maestro, ¿esto es un error? No puedo permitir que te arrodilles ante mí. Por favor, levántate. —Antonio intentó que Jonatan se levantara, pero él se negó.
—Maestro, debe perdonarme. Yo... no sabía que era el Maestro Salas y lo he ofendido. Debo ser castigado... —Mientras hablaba, comenzó a abofetearse a sí mismo. El sonido de las bofetadas resonó con fuerza en todo el lugar.
«¿Qué le pasaba al Tercer Maestro?» Antonio estaba perplejo.
—Tercer Maestro, ¿de qué está hablando? ¿Puedes explicarte, por favor? Estás haciendo las cosas incómodas.
Antonio empezó a recordar su vida. No recordaba ningún encuentro con un maestro en los últimos veinte años, más o menos. Jonatan se dio un golpe en la cabeza por olvidar informarle.
—Se me olvidó decirle que el maestro Ezra Vidal está en camino para verlo. Por cierto, mire esta foto, es la foto de mi maestro. El maestro dice que lo entenderá todo cuando lo vea.
Mientras hablaba, Jonatan le entregó otra foto a Antonio, le echó un vistazo y se quedó sorprendido. Era el anciano. En la foto, el descuidado anciano sostenía el brazalete de Piedra Cornalina mientras se reía, mostrando su gran diente amarillo manchado.
«¿No era el anciano que conocí en la estación de tren? ¿Es Jonatan el aprendiz del viejo? ¿Qué quiere decir con eso de que su maestro viene en camino?».
Al ver la foto del anciano, Antonio recordó de repente el brazalete de Piedra Cornalina que el anciano le dio en la estación de tren. Primero, el anciano le dio este brazalete, y entonces pudo ver a través de las cosas. Después, Jonatan se dirigió a él como su maestro... ¿Por qué todo parecía una conspiración?
Antonio estaba abrumado por la información. Sacudió la cabeza y dijo:
—Bien. Ya que soy tu maestro, ¿cómo crees que debemos resolver este asunto? —Antonio pensó que tener un aprendiz tan fuerte en Nueva York le haría la vida mucho más fácil.
—No se preocupe, yo me encargaré de todo —Jonatan se levantó del suelo y le gritó a Juan, que parecía desconcertado—. ¡ven aquí!